domingo, 11 de mayo de 2008

Injusticias

Miles de personas han perdido la vida en Myanmar (Birmania). El ciclón Nargis ha estado en boca del mundo durante toda la semana por sus brutales consecuencias. Esta vez, la Naturaleza se ha cebado con uno de los muchos países en los que todavía los civiles sufren una incomprensible dictadura. Por lo que, además de los terribles efectos provocados por el devastador fenómeno, hay que sumar los efectos provocados por la mano dictatorial, instaurada, lamentablemente, desde 1962. ¿Por qué las autoridades no alertaron a la población de la llegada del ciclón? o ¿por qué tardaron casi un día en reaccionar? o ¿por qué no querían aceptar la ayuda internacional? son preguntas tan inhumanas, pero a la vez tan reales, que asustan.

Me produce tal desagrado que haya tantas personas sin escrúpulos, sin empatía, capaces de hacer tanto daño, que a veces desconecto de las noticias. Lo hago porque no entiendo este mundo tan loco, con tantas contradicciones, con tantos extremos, con tanta corrupción. Y me cabrea que muchos de los que tendrían que ayudar a que se cumpliesen los derechos humanos y no lo hacen sean líderes de estados paseando a sus anchas y los ciudadanos, que en definitiva somos los más afectados, tengamos que tragárnoslo porque ellos hacen lo que quieren, ¿quién les va a acusar de nada si ellos son los "jefes de las superpotencias"?.

Desconocemos un montón de barbaridades que están sucediendo en muchos rincones del planeta y desconocemos qué relación habrá entre ellas e intereses económicos de otros países. Pero lo más apabullante es la pasividad de muchos por intentar hacer la vida a los otros más agradable.



Buscando información por la red, me encontré con un blog, Generación Y, galardonado recientemente con el premio Ortega y Gasset (que otorga el periódico El País) pero que no pudo recoger su propia autora, una joven cubana llamada Yoani Sánchez, porque no le permitieron salir del país. Relata el día a día viviendo, también, con una dictadura.

Muchas personas como Yoani viven sometidas a esos gobiernos que violan la legislación para ejercer la autoridad. He encontrado esta página que aglutina esos países dictatoriales.

Coincide que muchos civiles, de estos estados, son pobres aunque sus países tengan recursos naturales.

Qué triste es pensar (una de tantas veces) que el mundo gira a ritmo del dinero y que éste se antepone a todo, incluso al valor humano.

1 comentario:

bornne dijo...

Sólo añadir que, aunque no lo haya mencionado, mi país, España, también sabe mucho de lo que es vivir (o malvivir) en dictadura. En 1975, con la muerte del dictador Franco, acabó una de ¡casi cuarenta años!

Por suerte, yo nací cuatro meses después, en plena transición hacia la democracia.

Con ella vivimos dignamente. Hay muchos aspectos que se podrían mejorar pero tenemos la libertad para expresarlo.

Todavía hay quienes no utilizan la palabra para defender sus intereses y lo hacen utilizando el terrorismo. Pero, la gran mayoría, tenemos la esperanza de que un día, esos asesinos, desparezcan por completo y se den cuenta, de una vez por todas, que nadie es dueño de la vida de nadie y que matando no se consigue nada bueno.

Me encantaría poderlo ver y que no fuese una simple utopía.