miércoles, 9 de diciembre de 2009

Capricho rumbero

En general, no me considero una persona caprichosa. En lo material, menos aún. No me enervo demasiado si veo algo que me pueda gustar pero no puedo conseguir o, incluso, pudiéndolo conseguir, a veces, como que no me apetece o no lo veo necesario.
Cuenta mi madre que de pequeña era bien difícil saber qué regalarme porque nunca pedía nada y que en mi carta a los Reyes Magos siempre ponía “lo que sus Majestades quieran”. Hay que ser gilipollas.
No me gustaban demasiado las muñecas, ni los carritos, ni las princesas y me decantaba más por los patines, la bici, cosas relacionadas con el pintar, el dibujar, los comics, los libros,… (creo que he leído más en mi infancia y adolescencia que ahora…), así que por ahí tiraban mis regalos que, luego, eso sí, los esperaba en candeletas.
En fin, el caso es que mis sobrinos, este fin de semana, trajeron sus cartas: el disfraz de Spiderman, una cocinita, el cofre de Indiana Jones, el efecto mariposa del Hormiguero,… La emoción que tenían al explicarlo era envidiable y me hicieron pensar al respecto.
Con los años, de manera impepinable, uno va cambiando. Si no pides, te pueden caer cosas que nunca se te hubiera ocurrido tener. Vas viendo que empiezas a acumular regalos inservibles como, en mi caso, el perfume del nombre que sea (y que te da igual como se llame, porque tú nunca te pones ninguno y acabas regalándolo o caducándose), el conjunto de pendientes, collar y pulsera (que nunca utilizarás porque no es de tu estilo),… y aprendes a seleccionar y, sobre todo, a verbalizar tus gustos (más que nada, por tu bien).
Entre los adultos de mi familia llevamos unos cuantos años haciendo algo parecido al “amigo invisible”. De esta manera ahorramos costes, todos hacemos y recibimos un solo regalo bastante decente y nos lo pasamos muy bien durante el proceso. El día del repartimiento de papelitos con nuestros nombres es bastante divertido y no hay año que, entre risas, no tengamos que repetir porque a uno o a otro le sale su propio nombre. Una vez sabemos el destinatario a quién va a ir nuestro regalo, empezamos a elucubrar qué le puede gustar hasta que alguno de nosotros abre la veda y muestra, sin tapujos, sus preferencias. Pero, claro, para no perder el efecto sorpresa no basta con decir una cosa, hay que decir unas cuantas y es, ahí, cuando el asunto se me vuelve a complicar: ¡no sé qué carajos pedir!
La semana pasada empezó el jueguecito y, en contra de lo esperado, mientras comíamos, me vino a la cabeza, así de golpe, como una iluminación, ¡mi capricho!
Así que este año, parece que lo tengo claro. Aparte de mucha salud, me pido: una guitarra o un cajón flamenco o… lo que “sus majestades” quieran... (lo tenía que decir).
Nada, que estoy rumbera. Debe ser que ya voy encontrándome mejor y que ya toca relativizar… ¡¡Nosotros de rumba y el mundo se derrumba!!

Iba a poner "Carta al Rey Melchor" de Albert Pla que, quizás, pega más con el tema pero al final voy a dejar "Joaquín El Necio" que aún me gusta más. La letra, lo mejor.

5 comentarios:

Merce dijo...

En mi casa también hacemos algo así, y también lo pasamos genial hasta que los papelitos salen como deben...

Yo este año he abierto la veda y he dicho lo que quiero y me apetece, ya sabes esas cosas que yo no me compraría pero que me gustaría tener... al principio la mayoría no estaban de acuerdo con que lo dijera, pero paso de una pulsera que no voy a usar, un jersey que no me gusta y que al final terminaré descambiando...

Besos, guapa.

todavia dijo...

Buena eleccion!

Y ademas me acabas de dar la idea de que apuntar en mi lista de deseos, porque eso de intercambiar papelitos se esta volviendo internacional: La crisis esta muy dura y hace tiempo noes ya posible darle regalo a cada quien, y eso del intercambio lo soluciona todo. Pero exacto como a ti, nunca se que apuntar y termino siempre pidiendo calcetas o una "Gift Card" para comprar cafe o helados.

Ahora, gracias a tu idea, apuntare en mi lista: un timbal =)

Que bueno que mejoras! Cuidate eh???

Uno dijo...

Yo soso como yo sólo no hago regalos ni los recibo. He llegado a ese acuerdo con mis amigos, más que nada porque la navidad no va conmigo.

No suelo pasar esos días con mi familia, así que con ellos tampoco tengo que regalar ni ser regalado.

Vamos, que sois de los pocos que tienen los mismos gastos en navidad que en cualquier otra época del año.

Espero que te traigan el cajón, la gitarra y te sorprendan con los que ellos quieran y a ti te encante :-)

bornne dijo...

Merce, seguro que más de uno habrá seguido tu iniciativa aunque al principio no estuvieran de acuerdo (en mi casa también pasó). A ver qué nos cae!!! Jajaja!! Suerte!


Todavia, no sé si me habré pasado pidiendo pero ya se verá...
Sí voy mejorando. El dolor de cabeza lleva más de una semana desaparecido casi por completo. Bien!!! Pero sigo cuidándome que tengo que estar con la cervicales en plena forma si quiero darle a la guitarra o al cajón!! Gracias!


Uno, los mismos gastos, no, se gasta más, sin duda, pero intentamos no pasarnos. Eso que te ahorras tú.
A ver si me hacen caso...
Gracias :)

Luna Azul dijo...

En casa también hacemos algo así y como bien dices no hay que decir sólo una cosa, si no unas cuantas y efectivamente es que no sé que pedir.
Me alegro que estés rumbera, esa es una buena señal.